Más de una década ha transcurrido desde aquel 22 de mayo del 2010 en el que se realizó la primera transacción comercial registrada de Bitcoin, por un producto del mundo físico. En aquel momento, un programador llamado Laszlo Hanyecz, compró dos pizzas por 10,000 Bitcoins (BTC) a otro usuario del foro Bitcointalk, este evento, conocido como el «Bitcoin Pizza Date», marcó un hito histórico en la evolución de las criptomonedas, demostrando que Bitcoin podría utilizarse como una forma de pago tangible.

Desde su surgimiento en el 2009, las criptomonedas han abierto nuevas oportunidades para la inclusión financiera en Latinoamérica, donde 41% de los adultos carece de acceso a una cuenta bancaria, según datos del Banco Mundial, lo que constituye una barrera importante para la participación en el sistema económico. Al mismo tiempo, el último Índice Global de Adopción Crypto de Chainalysis indica que Colombia, México, Brasil y Argentina están entre los 40 países con mayor adopción de criptomonedas a nivel mundial.

“Si lo vemos en perspectiva ha evolucionado mucho el uso de Bitcoin a través de los años especialmente en regiones de Latinoamérica”, comentó Daniel González, analista de cripto en Bitso México. Tras el Bitcoin Pizza Date, el uso de Bitcoin y otras criptomonedas comenzó a ganar popularidad en nichos específicos, principalmente en la comunidad tecnológica y en mercados digitales. En estos primeros años, las criptomonedas se utilizaron principalmente para:

Intercambios entre particulares: Personas que realizaban envíos transaccionales y de forma descentralizada.

Sub-Mercados online: Bitcoin fue popular en plataformas donde se realizaban transacciones anónimas.

Especulación: Los primeros adoptantes vieron en Bitcoin una oportunidad de inversión, apostando por su futuro aumento de valor.

“Ahora tenemos a Bitcoin y a otras criptomonedas como medio de refugio de valor, porque este protocolo como activo digital tiene escasez, es decir, se limita a 21 millones de Bitcoins en total. Es el único activo donde se tiene este límite bien definido a diferencia de otros bienes que pueden seguir produciéndose o extrayendo por un tiempo incierto”, comentó González.